Empezamos aprendiendo en lo que consistía este tipo de
dictado artístico ya que nunca lo habíamos hecho (solo ortográficos). Lo
fundamental era tratar de relajarnos, sentir libertad para esparcirnos por el
espacio, imaginar y quitarnos los complejos o vergüenza que pudiéramos tener,
pues se trataba de dibujar en el aire
y nadie vería cómo lo hacíamos.
La primera parte del dictado trataba de ir dibujando en el
aire con el dedo, mano o lo que quisiéramos, los elementos geométricos que la
profesora iba diciendo, utilizando todo el espacio que quisiéramos.
En la segunda parte, debíamos ponernos por parejas para
dibujar sobre la espalda de nuestro compañero esos elementos geométricos.
Personalmente, creo que este ejercicio es muy interesante para realizarlo con
los niños y especialmente adolescentes, ya que se rompería con esa barrera
física y se fomentaría el contacto y la confianza. Además, es bastante
relajante y el que realiza el dibujo trata de esforzarse ya que el otro siente
directamente lo que hace, y al que le hacen el dibujo trabaja la imaginación
para imaginarse lo que el compañero dibuja.
Por último, ya en un folio representamos los elementos
utilizando solo dos colores para más tarde exponerlos en la clase y que cada
uno escogiera el dibujo con el que más se sintiera identificado. El motivo por
el que yo escogí el que escogí fue porque me sorprendió y encantó que se hubiera
saltado la norma de los dos colores y hubiese utilizado muchos, lo que le hacía
ser único, diferente y que me sintiera identificada con él.
La idea de primero representar el dibujo de forma imaginaria
en el aire y el papel, me parece algo muy útil para que, cuando ya lo hagas
sobre el papel, tengas la suficiente confianza y seguridad en ti mismo de que
lo vas a hacer bien y más o menos tengas ya organizadas las ideas. Por todos
estos motivos me parece una actividad 100% recomendable para llevarla al aula.
No hay comentarios:
Publicar un comentario