En esta sesión debíamos llevar a clase acetatos (reciclados
de antiguas encuadernaciones, por ejemplo), témperas, pinceles y diferentes
objetos que pudiéramos utilizar para estampar (por ejemplo botones). Tras
observar un rápido ejemplo que realizó la profesora delante de la clase, debíamos
seguir el procedimiento: pintar sobre el acetato y estamparlo sobre una hoja de
papel.
La primera parte de la actividad consistía en dibujar sobre
el acetato lo que se nos viniera a la mente, cualquier cosa. En mi caso,
introduje mis dedos índice en dos botes diferentes de pintura e hice dos
especies de cara enfrentadas y simétricas (dibujadas a la vez con los dedos derecho e izquierdo)
con rasgos étnicos, y lo llamé “Tribus”.
Para la segunda parte de la actividad, la profesora puso
música (una versión de la canción de Romeo y Julieta y los enfrentamientos
entre las familias), y me sorprendió que, sin saber de qué pieza musical se
trataba pensé que pegaba para una escena de Romeo y Julieta (quizá fue porque
ya la hubiese escuchado antes en algún sitio). La música me inspiró un enfrentamiento
y sangre, y lo primero que se me ocurrió fue dibujar una copa de vino en el
aire rompiéndose en pedazos y el vino (rojo) derramándose. En esta ocasión, en
vez de ponerle un título, lo acompañé con un verso que me gustaba del libro de
poesía La triste historia de tu cuerpo
sobre el mío (Marwan): “Dar con una respuesta capaz de convertir miles de
cristales rotos en botella”.
Por último, debíamos representar un miedo, trauma o alguna
preocupación que tuviéramos con el objetivo de darle forma física y, una vez
que lo tuviéramos delante, dibujar sobre él cuál podría ser la solución. Esta parte
especialmente, me pareció muy creativa, innovadora y de gran utilidad para
trabajar con niños y adolescentes ya que, o bien porque cuando somos niños no
sabemos expresar con palabras lo que nos pasa, o bien porque cuando somos
adolescentes nos da vergüenza contarlo, esos miedos o preocupaciones nos los
quedamos dentro. Por ello, a través de esta actividad podemos tratar de
sacarlos fuera de forma simbólica y darnos cuenta de soluciones creativas que
podemos poner en práctica de forma más o menos sencilla con el maestro como
guía.





